Contribuir al despertar de la Conciencia desde el crecimiento personal y espiritual

Mi viaje comenzó después de años de ignorando mi espiritualidad, sin atreverme a mirar más allá de mi carácter humano, y rechazando esta potente dimensión de la que formamos parte.


Sin embargo, un proceso de enfermedad me hizo caer y, gracias a esa caída, pude finalmente abrir los ojos al Misterio, a lo Sagrado, a la sincronicidad y a lo simbólico y arquetípico. Descubrí la importancia de trabajar intuitiva y sutilmente con aquello que está al otro lado del telón.


Descubrí también, que los seres humanos tenemos a nuestro alcance las herramientas internas y externas para crecer. Y que la Vida sólo nos pone delante lo que podemos sostener.


Pero no se puede crecer únicamente en una de las dos facetas, ya que en realidad son una sola y están completamente unidas. Tratar de potenciar nuestro lado espiritual sin una coherencia en tierra, sin el trabajo riguroso en nuestra neurosis o enredos sistémicos, no tiene ningún sentido. Por eso, es fundamental hacer un trabajo en ambas direcciones.


Cuanto más limpiamos y presentes estamos en nuestro mundo humano, más puertas se abren hacia lo espiritual.


A veces, las respuestas que buscamos están en lugares que no podemos ver, en dimensiones sutiles que nos condicionan, pero mi experiencia me ha enseñado que todas ellas tienen un reflejo en lo humano, en la vida que hemos creado, en nuestras relaciones afectivas, y en nuestra relación con nosotros mismos. Por eso, siempre podemos trabajar en nuestra realidad, independientemente de si navegamos en el mundo sutil o no.


En otras palabras, trabajar en nuestra presencia, nuestra capacidad de vivir plenamente el aquí y el ahora, y limpiar las mochilas del pasado, nos da las alas que necesitamos para crecer, y es donde el trabajo de conciencia y terapéutico cobra todo su sentido.


Por otra parte, si nos enfocamos solo en el mundo invisible, sin hacernos responsables de nuestra humanidad, de nuestro día a día, corremos el riesgo de caer en un bypass espiritual. Podemos creer que hemos crecido y llegado a un lugar, acumulando experiencias cumbre, pero todo en nuestra vida sigue igual. Esto puede llevarnos a vivir la espiritualidad como una evasión y una evitación de nuestra responsabilidad.


Una apertura espiritual sin unas buenas raíces puede ser muy desestabilizadora. Del mismo modo, permanecer ajenos a dicha apertura nos limita en nuestra autorrealización. Por eso, mi experiencia y crecimiento han venido de un trabajo en ambas direcciones. Por un lado, hacia la trascendencia, pero por otro y más importante, el trabajo en los rincones de mi neurosis, mis ideas locas, mis introyectos y mis lealtades familiares. Poner conciencia en lo que hay es sin duda un trabajo que puede resultar incómodo, pero es donde más crecemos.


Estamos en realidad muy acompañados y guiados por algo más grande que nosotros, maestr@s que nos invitan a revisarnos, recordar quiénes somos realmente y poder entregarnos a la vida en todas sus expresiones.

 

Te invito a que sigas profundizando en ti, de la manera que en este momento creas oportuna, la que más te vibre, y que sigas con trabajo determinado en tu autoconocimiento que tantas recompensas trae. 

 

Para mí, las más importantes: la apertura del corazón y celebrar la vida en la Tierra.

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