A menudo la vida nos pide confiar.
Seguro que lo has vivido.
Pero cuidado:
Una confianza infantil y mágica te disociará.
“todo va a salir bien”….
Pues no, lo cierto es que no todo tiene por qué salir bien, el dolor y el sufrimiento son inevitables y como me dijo alguien hace poco: después de un desierto puede venir un desierto mayor.
Por otro lado una confianza basada en la ominopotencia te sacará del presente y de la realidad.
“yo lo arreglaré, yo salvaré a esa persona”… Tampoco es cierto, la realidad se impondrá siempre por encima de ti.
¿Y qué te queda?
La confianza en que lo que estás viviendo, es absolutamente necesario para ti y tomarlo con gratitud.
Y esa Confianza si es lo suficientemente fuerte, te acercará a una mayor plenitud.
Pero para verlo es necesario poner conciencia, conocerse, entender tu sistema familiar y sus desórdenes, viajar a tu sombra, desmantelar tu carácter etc.
Sin conciencia la pelea con la realidad es constante.
En cambio profundizando en tu autoconocimiento es cuando comprendes que realmente era necesario para ti, y que nunca hubo otra opción.
Que todo fue necesario tal y como fue.