No es lo que hacemos, sino cómo lo hacemos.

A menudo queremos que nuestro presente sea diferente, no llevar determinadas cargas, o realizar nuestros proyectos personales.

Como si hubiera un lugar al que llegar distinto de donde estamos ahora.

Y no son los resultados, los objetivos cumplidos, o el escenario alcanzado lo que te darán el bienestar, sino vibrar en Amor, en una frecuencia alta en aquello que estés viviendo ahora.

Sea lo que sea.

A veces nuestra mente nos la juega y nos dice: si lograra este trabajo, estaría mejor, si se cumplieran mis metas sería feliz, si tuviera la pareja de mis sueños me realizaría.

Pero no hay un lugar más deseable que en el que estás ahora.

Se trata de experimentar lo que te toca en este momento, por fácil o difícil que sea. Y aceptar esto te pone en sintonía y una mayor vibración.

Porque la vida es más una recopilación de experiencias y aprendizajes que un destino ideal al que llegar.

Vivir el ahora plenamente es conectar con el destino, con la voluntad de Algo más grande.

Aunque al Ego, esta idea le parece terrible y puede que necesitemos dejar de escucharlo de vez en cuando.